lunes, 11 de enero de 2010

¿Mentiras o transparencia?


Se dice que la necesidad agudiza el ingenio, y en épocas de crisis mucho más. Lo cierto es que, se trate de ingenio o de picaresca, el deseo de acceder a un puesto de trabajo hace que cada vez sean más los candidatos que cometen un error que a la larga les puede salir muy caro: mentir más de la cuenta en su currículum. ¿Hasta qué punto esto es aceptado o tolerado por los responsables de selección? Para ellos, algunas "mentirijillas" pueden incluso llegar a ser aceptables y están dispuestos a hacer la vista gorda ante ellas. Pero sólo en el caso de que los "adornos" no distorsionen de forma sustancial la cualidad real de los aspirantes y su auténtica valía profesional. Otra cosa, muy diferente, es cuando estas mentiras son exageradas y buscan ofrecer un retrato del candidato que no concuerda con la realidad. En estos casos, lo más habitual es que el seleccionador detecte la mentira y acabe por rechazar al candidato.
Según los datos del último estudio realizado por la consultora CareerBuilder, en España sólo un 16% de los empleados reconoce haber mentido en su currículum, mientras que el 72% de las empresas encuestadas asegura haber descubierto mentiras en las cartas de presentación de los candidatos. No en vano, los responsables de la selección de personal son profesionales que a diario analizan decenas de currículum y realizan semanalmente una gran cantidad de entrevistas con candidatos, y conocen a la perfección los adornos o mentiras más habituales. ¿Cuáles son?
• Estudios no realizados. Dos de cada diez españoles han declarado que han falseado su nivel de estudios en su currículum. Se pretende con ello ganar puntos ante el seleccionador. Es una de las mentiras más fáciles de detectar, porque lo normal es que se soliciten los diplomas y certificados que correspondan a la formación declarada. Una de las más frecuentes es asegurar ser un experto en un determinado programa informático sin serlo. Se trata de un grave error ya que se quedará en evidencia al comenzar a trabajar y tener que manejar dicho programa.
• Mentir en el dominio de idiomas. También es habitual indicar que se tienen conocimientos de idiomas que en realidad se desconocen. O bien poseer un nivel más elevado del que se tiene. En este caso, es inútil indicar tener más nivel del real, pues lo habitual es que, para chequearlo, el entrevistador se dirija al candidato hablando en el idioma que dice conocer. Además, hay que tener en cuenta que muchas empresas suelen hacer pruebas de nivel para verificar dichos conocimientos.
• Exagerar las funciones anteriores. El 43% de los españoles añade en su currículum vítae más responsabilidades de las que ha asumido en sus anteriores empleos. Un ejemplo: alguien que ha trabajado como vendedor, pero que asegura haber sido responsable de equipo o director comercial de una determinada empresa. En este sentido, hay quien exagera también los años de experiencia ejercidos en una determinada función. Un ejemplo de ello puede ser asegurar que se ha trabajado en una empresa durante varios años cuando en realidad sólo fueron 15 días.
• Empresas en las que nunca se ha trabajado. Un 18% de candidatos miente acerca de las empresas para las que ha trabajado. Según el estudio de CareerBuilder, se han dado casos de candidatos que han mentido diciendo haber trabajado en una determinada empresa sin saber que quien le entrevistaba fue director de la misma. También, con el fin de engordar el currículum, hay quien declara haber trabajado en empresas que no existen. Son más difíciles de detectar las mentiras cuando las empresas en las que se dice haber trabajado han desaparecido.


Expertos en detectar mentiras

Para los entrevistadores es muy fácil detectar si un candidato miente. Basta con hacer cuatro o cinco preguntas para averiguar las incoherencias que existen en los datos que aportan. Cuando se descubre un engaño, la mayoría de seleccionadores elimina automáticamente al aspirante. El experto Hans Friedrich, autor del libro "Afrontar con éxito las entrevistas de trabajo", afirma que no hay que caer en el error de pensar que nadie comprueba los currículos y que eso dé pie para mentir. Hay cientos de casos de candidatos que han tenido que rechazar un trabajo al verse atrapados en su propia mentira, o todavía peor, se han visto despedidos cuando se ha descubierto la verdad de los datos falseados.
En determinados casos, según Friedrich, lo seleccionadores disculpan las exageraciones relativas a los propios conocimientos, experiencias y capacidades. A fin de cuentas, los excesivos requisitos pedidos en algunos anuncios de trabajo llevan al candidato a exagerar él también en su propia propaganda. Si posteriormente demuestra suficiente capacidad para el trabajo, seguramente nadie le pedirá cuentas por sus "mentirijillas". No obstante, el resultado será distinto si más tarde no se está en condiciones de mantener lo que previamente se había prometido. Y si decepciona, ni siquiera pasará del periodo de prueba.

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